Por su interés, les ofrecemos esta entrevista a Javier Colmenarejo, vicepresidente de la Federación Estatal de Pastores.
Le gusta presentarse como el penúltimo cabrero de la sierra Norte. Es Javier Colmenarejo, vicepresidente de la Federación Estatal de Pastores. Asegura que los pirómanos son «quienes echaron a los ganaderos del monte».
¿Por qué siempre se presenta como el penúltimo cabrero de la sierra Norte?
Porque soy el penúltimo cabrero. Había miles y miles de cabras en el norte de Madrid y ahora no llegan a 700, cuando era una de las bases de la economía de los pueblos. Unas 300 son mías.
¿El último quién será?
No lo sabemos. Yo espero que esto cambie porque ahora me están dando la razón después de muchos años. Todo el mundo está buscando a los pirómanos, pero resulta que los pirómanos tienen nombre y apellidos y son los que echaron a los ganaderos de los montes y los que han desmantelado la ganadería en este país. En los últimos seis años, han desaparecido siete millones de cabezas de ganado, entre cabras, vacas, caballos… El sector está hundido completamente.
¿Y en Madrid?
En Madrid ni siquiera llegamos al 0,02 por ciento de la población. Somos 2.600 ganaderos en total.
¿La mayoría serán de ganadería intensiva?
Todos los ganaderos tienen mis respetos porque, con la que está cayendo, ser ganadero es dificilísimo; pero la ganadería intensiva para mí no es ganadería, es una fábrica. Si tienes un cebadero o una explotación de ganado de leche, tú dices «tantas cabezas, tanto pienso, tanta agua, tantos litros de leche, tantos kilos de carne». Además, no es respetuosa con el medio ambiente.
¿Cuántos pastores quedan que saquen sus rebaños al campo?
En la sierra Norte casi todos, pero somos tan poquitos… En la zona somos 30.000 habitantes y la empresa más grande es la de los jubilados. En toda la sierra Norte no llegaremos a 100 pastores que salgan todos los días a pastar.
¿Quiénes son los pirómanos a los que se refiere?
Los sucesivos Gobiernos, los pactos con el Mercado Común, los que decidieron que íbamos a ser un país de camareros. Estuve hace un mes y medio en Holanda y allí a cada pastor el Gobierno le da 450 euros por cabeza a cambio de mantener 100 hectáreas de dique limpio. Aquí, sin embargo, ese dinero en vez de derivarse a los ganaderos para la limpieza de montes se destinó a empresas medioambientales, que han llenado el campo de coches. Y ahí está la prueba: los incendios cada vez van a más porque el abandono del campo es horrible.
¿Se sobrevive siendo pastor, teniendo un pequeño rebaño?
Si eres capaz de ser un poquito autosuficiente, a pesar de la que está cayendo, se puede vivir, pero hace cuatro o cinco años que no ganamos dinero. Para sobrevivir es fundamental vender tus productos. No te puedes poner en manos de las centrales lecheras, tienes que hacer tu queso, vender tu leche o tu yogur. Desde la Federación de Pastores estamos intentando conseguir que el sistema fermier, que está en toda Europa se instale también en España. Este sistema consiste en que la gente pueda ir a tu casa a comprarte quesos y lo que hagas, pero sin poner un anuncio de que lo vendes. Es un sistema de proximidad y confianza. Por supuesto, eso no implica que no se cumplan todas las garantías sanitarias, pero que nos dejen respirar.
¿Con este sistema cuál sería la diferencia respecto a ahora?
A mí vender mis productos me cuesta todos los años unos 4.000 euros. Ahora mismo en mi quesería tengo la misma normativa que García Baquero o que Campo Real. Estamos intentando que las condiciones para hacer una venta de proximidad sean diferentes a si quieres vender en toda España. Imagínate que viene una pareja de los que llaman neorrurales, compra sus cabras y que puede empezar a ganar dinero desde el primer día. De lo contrario, es imposible. Hay gente que quiere empezar de cero y no les puedes achicharrar.
¿Qué otros objetivos persigue la asociación?
En la federación también queremos un reconocimiento a la labor que hacemos y hemos hecho durante siglos y siglos: hemos controlado el campo, lo hemos mantenido limpio y hemos dado de comer a la población. En España no se produce ni el 20 por ciento de lo que consumismos. Somos totalmente dependientes. Si los franceses dijeran «a estos los vamos a ahogar», pasaríamos hambre. La gente no sabe lo que es la soberanía alimentaria. Somos totalmente dependientes de terceros. Perseguimos eso y la dignificación del sector. Conocí al presidente de los pastores de Baviera. Este hombre va andando por la calle, y le saludan y le piden autógrafos, porque allí los cabreros y los ganaderos tienen un reconocimiento. Aquí desde los años sesenta, se cree que un pastor es el tonto, el garrulo, el borde del pueblo.
Tenemos una mala imagen del campo quizás porque hace poco que hemos salido del campo precisamente. ..
El cambio de vida ha sido brutal en este país. En poco más de 30 años hemos cambiado de andar con albarcas a tener que aparcar el Mercedes en la puerta. No se puede sostener porque es artificial y ahora lo estamos pagando.
Antes de la crisis, leí que se pagaba muy bien a los pastores porque nadie quería ese trabajo. ¿Ahora hay gente dispuesta?
No hay cabreros, no hay pastores, gente que sepa. Yo soy de los más jóvenes y tengo 52 años. No es fácil coger un rebaño de 300 cabras y manejarlo. Además, es una vida sacrificada, porque aquí no hay sábados ni domingos, no hay fiesta ni nada por el estilo. El hombre que ha estado conmigo 20 años trabajaba seis meses seguidos y se iba uno. Ya se jubiló.
¿Si quisiera encontrar a alguien lo encontraría?
Viene gente que no tiene trabajo, pero no encuentras un cabrero. No es cansado, pero son muchas horas. En invierno hace frío, hay que salir todos los días, nieva muchas veces, llueve. Es una vida un poco triste, como de ermitaño. Te tiene que gustar mucho. A mí me gusta, ¡eh! Yo prefiero estar con las cabras que haciendo quesos. Ahora está conmigo un canario, que es voluntario de la ONG DeAmicitia, y dice que cuando está con las cabras rejuvenece porque le recuerda a cuando era joven en Canarias. La cabra es una cosa que engancha. El que ha tenido cabras no las olvida jamás, no me digas si por buenas o por malas (risas).
Ahora hay cursos de formación para pastores…
Yo estoy dando cursos en una escuela en Los Picos de Europa. Ahora está de moda que la gente se venga al campo, pero hay que saber a qué se viene. Hay mucha gente que se piensa que ser cabrero es ser Heidi y Pedro y no, eso son dibujos animados. Para ser cabrero hay que tener una formación, hay que estar físicamente bastante bien y hay que ponerse las pilas porque hay currar. Yo me levanto a las siete y eso que ahora no madrugo.
¿Qué futuro le ve a la ganadería extensiva?
Está a punto de sucumbir, pero voy a ser un poquito optimista, porque sin ganadería no podemos vivir. Alguien tiene que darnos de comer.
¿Qué pide la asociación para salvar el pastoreo?
El 80 por ciento de los ganaderos no nos sentimos representados por los sindicatos agrarios. Fíjate qué paradoja: el que más cobra de subvención de la Política Agraria Común es Azucarera Ebro, después Carrefour y Macro, las grandes fortunas de España y, por último, el 5 por ciento, los agricultores y los ganaderos. Queremos cambiar eso.
Noticia original: http://www.madridiario.es/2012/Septiembre/medioambiente/220949/javier-colmenarejo-cabrero-sierra-norte-pastoreo.htmlml
La huerta de Esteban 